
Narrar audiovisualmente en cine, también implica recurrir a la luz. Pero, ¿Cuántos son los que en la actualidad mantienen este arte casi extinguido? Muchas veces, y no solo el cinéfilo, los cineastas noveles, consideran que la labor del director de fotografía es solo conseguir una bella fotografía.

Es un precepto instaurado hasta la saciedad en la actualidad, que la luz no es un elemento que contribuya la narración. Lo importante y prioritario, es que la fotografía se vea ‘bonita’ o destaque por su amplia gama cromática. Hoy tiraremos por tierra esta tendencia que inunda el sector en nuestros días.
Tipologías de la luz
Antes de nada, procederemos a realizar un repaso genérico de los tipos de luz que se emplean en cine. El conocer cuáles son las más frecuentes, nos permitirá profundizar en el trabajo del director de fotografía.
En primera instancia, podemos hablar de la luz natural, que no es sino en realidad la que proviene del sol. Cuando se rueda en exteriores, es una fuente lumínica imprescindible y que puede ayudar a solventar toda una serie de inconvenientes.

Sin embargo, también puede crear problemas, dependiendo de si el día está nublado, o si llueve o nieva. Por tanto, la luz natural está plenamente determinada por las condiciones climatológicas, y todo el equipo ha de estar prevenido para ello.
En segundo lugar, tendríamos la contraria, la luz artificial, aquella que proviene de los agregados lumínicos que se emplean en cine. Es decir, hablamos de la diversa variedad de focos, y que es propio utilizar en platós o sets de iluminación.

Con respecto a su uso, debemos tener en cuenta si la luz es funcional, o simplemente expresiva. En el primer caso, esta tiene un objetivo que es potenciar la iluminación del espacio donde se rueda a gusto del director de fotografía. Y la segunda, puede aportar un elemento de carácter narrativo o descriptivo, habitualmente asociado al personaje.
En último lugar, debemos distinguir entre luz suave, que genera menos contraste y por tanto sombras más difusas. Y la contraria, una dura, que sí da lugar a un contorno definido de las figuras, produciendo mucho contraste en el encuadre.

5 instantes de narración lumínica
El director de fotografía tiene una función también como narrador, mucho más subliminal por medio del uso de la luz. Debido a que pocas veces se estudia el cómo se puede recurrir a mecanismos de narración lumínica, casi nadie hace uso de ellos.
Es raro hallar este tipo de narración con luz en la actualidad, donde habitualmente lo que impera es el realismo, y una paleta de colores vistosa. O simplemente recurrir a temperaturas distintas a través de una combinatoria de cálidos y fríos.
Más allá de ello, comprobaremos con estos cinco momentos, como con la luz puede conseguirse de forma impresionante ser narrativo. Este trabajo, siempre va integrado habitualmente en la puesta en escena que el director concibe:

1º) ‘Dies Irae’, de Carl Theodor Dreyer, 1943.
En esta adaptación de una obra de teatro de Hans Wiers Jenssen acerca de la brujería en el siglo XVII, la luz resulta crucial. Dreyer confió en su director de fotografía, Carl Andersson para desvelar la auténtica naturaleza de su protagonista (Lisbeth Movin). Las sombras de unas hojas de un árbol moverse en la ejecución de una bruja, será el nexo de unión entre ambas.

2º) ‘La noche del cazador’, de Charles Laughton, 1955.
Stanley Cortez fotografió el único film del actor, Charles Laughton. En varios momentos, para evocar la impresión de pesadilla, Cortez recurría a una exageración de las sombras. No era una luz justificada, sino puramente expresiva que acrecentaba la presencia del antagonista interpretado por Robert Mitchum.

3º) ‘A sangre fría’, de Richard Brooks, 1967.
El director de fotografía, Conrad L. Hall en este momento clave de la película, quería mostrar la angustia interna del protagonista (Robert Blake). Para ello se sirvió de una luz dura, usando las sombras de la lluvia artificial de la ventana, proyectándolas sobre el rostro del actor. El resultado habla por sí solo; un rostro que llora sin sus propias lágrimas.

4º) ‘Ran’, de Akira Kurosawa, 1985.
Hasta tres directores de fotografía distintos tuvo este film de Kurosawa, pero la idea de luz estaba más que clara en esta secuencia. En esta reinterpretación de ‘El rey Lear’, de Shakespeare, el japonés optaba por usar el rojo para representar al hermano traidor. En esta preparación de batalla, observamos cómo extiende a su llegada una sombra de nube que baña al ejército azul, haciendo claro lo obvio.

5º) ‘Solo Dios perdona’, de Nicholas Winding Refn, 2013.
Aunque Larry Smith, director de fotografía de la película recurre sobre todo a una luz más expresiva que narrativa. Esta secuencia en concreto, muestra un elemento, además del añadido del color, que es representativo del estado de su protagonista (Gosling). Hay una sombra proyectada de él contra la pared. Un desdoblamiento asociado a un trauma sin superar y que lo atormenta a lo largo de la trama.
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