
Muchos cineastas consideran que son los personajes los que de verdad cuentan la historia. Robert Altman, Paul Thomas Anderson, Alejandro González Iñarritu… Son conocidos por sus historias cruzadas, en donde el elenco hace progresar la historia.
Y es que sin personajes no hay historia, dado que son las decisiones de estos los que producen que se den avances en la trama. ¿Pero cómo hacerlos atractivos? ¿Cómo no caer en clichés? ¿Qué hace que nos importen?

Por ello, procederemos a profundizar cómo conseguir un efectivo diseño de personajes, que resulten complejos, interesantes y humanos. Y lo haremos siguiendo las enseñanzas de John Truby en su ‘Anatomía del guión’, y de Michel Rabiger en su ‘Dirección Cinematográfica: Técnica y Estética’.
Tejer la red de personajes
«El error más grande que comenten los escritores cuando crean a sus personajes es pensar en el protagonista y en el resto de los personajes como individuos independientes.«
John Truby (1952-)

Equivocadamente se tiende focalizar demasiado en el protagonista, obviando al resto de personajes. Además de que este personaje, en la gran mayoría de los casos, suele responder a una fórmula: debilidades + fortalezas (x deseo) = objetivo.
Si bien es cierto que algunos de estos parámetros deben cumplirse, dado que los personajes, no pueden ser perfectos. Hay una dimensión psicológica, que a veces o se enfatiza en exceso o se obvia por completo.

El resultado puede ser, que los personajes acaben sumidos en un conflicto interno tan grave que al espectador se les antoje como víctimas. Y en el extremo opuesto, que resulten exageradamente bondadosos y ‘perfectos’, hasta el punto de que resulten poco o nada creíbles.
De ahí que, a la hora de tejer la red de personajes, Truby haga especial alusión a la función narrativa que cumplen y al arquetipo. Centrándonos en el diseño, es preciso conocer los diferentes arquetipos, como base para desarrollar a posteriori una configuración mucho más rica y acentuada.
El punto de partida: los arquetipos
“Los personajes arquetípicos (…) aparecen y reaparecen en tramas arquetípicas que nos retrotraen a los inicios de nuestra historia. Suelen acarrear funciones específicas incluso en el drama moderno.”
Michael Rabiger (1939-)
El inicio de todo diseño de personajes debe entroncarse con las raíces del propio teatro. Y ello requiere que sepamos distinguir los principales arquetipos, para saber en dónde se encuadra nuestro protagonista.
Rey/Padre

Fortalezas: sabiduría, previsión y capacidad de decisión.
Debilidades: sobreprotección y controladora.
Reina/Madre

Fortalezas: cuidado y protección a los suyos.
Debilidades: sobreprotección y controladora.
El mentor

Fortalezas: transmisor de conocimiento y de experiencia.
Debilidades: complejo de superioridad con respecto a su persona.
El mago/chamán

Fortalezas: Habilidad de sobreponerse a la realidad tangible.
Debilidades: Manipulación de la realidad para esclavizar a los demás.
El guerrero

Fortalezas: el que hace prevalecer la ley de lo correcto.
Debilidades: puede volverse contra aquello que pretende destruir: solo los más fuertes sobreviven.
El embaucador

Fortalezas: confianza y el arte de la palabra.
Debilidades inherentes: mitomanía en potencia y egoísmo desmedido.
Artista/Clown

Fortalezas: gran capacidad de observación y de definición de la excelencia de la sociedad.
Debilidades: despotismo desmedido y destructor.
El amante

Fortalezas: cariño, comprensión, sensualidad y afecto.
Debilidad: dependencia malsana sobre el otro.
El rebelde

Fortalezas: individualismo y coraje para enfrentarse a las injusticias que predominan en un sistema.
Debilidad: incapacidad para resultar constructivo o beneficioso para la sociedad.
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