El arte de la adaptación cinematográfica

Todos tenemos novelas o relatos predilectos que una vez leídos hemos pensado: ¡Esto podría ser una película! ¿Habéis probado a realizar una adaptación? Porque es con toda seguridad, uno de los procesos más complicados de la narración audiovisual.

Habitualmente, el público tiende a ser muy crítico con las adaptaciones de novelas a la gran pantalla. Creed cuando os digo que el arte de la adaptación, no es precisamente un arte porque sea coser y cantar.

Charlie Kaufman (Nichoals Cage) durante su bloqueo creativo en ‘Adaptation (El ladrón de orquídeas)’, 2002.

Sabemos que como jóvenes mentes inquietas que sois, preferís quizás ahondar en ideas originales propias. No obstante, comentar que varios de los más grandes cineastas, siempre trabajaron adaptando relatos y novelas; demostrando que una adaptación, no es una imitación del libro en imágenes. Sino mucho más que eso.

Del libro al guión

Susana Lozano en su artículo ‘La adaptación cinematográfica como traducción intersemiótica’, menciona lo siguiente:

“Parece como si fuera imposible ver una adaptación sin entrar en comparaciones con el libro que le dio origen. Lleva a cine una obra literaria supone casi siempre más conflicto que rodar un guión original incluso ante de rodaje y sobre todo si el autor del libro todavía está vivo y disfruta de prestigio intelectual.”

Todos saben de las que Stanley Kubrick tuvo que lidiar tras el estreno de ‘La naranja mecánica’ (1971), incluyendo las críticas de Anthony Burgess, autor de la novela. Y es que lo mencionado en este fragmento, es una barrera casi infranqueable para muchos guionistas. A la hora de realizar una adaptación: no suele haber segundas oportunidades.

Burgess fue duramente crítico con la adaptación realizada por Kubrick de su novela.

No obstante, os mostraremos dos casos desbrozados, para después mencionar otros ejemplos destacables con sus características particulares. En uno abordaremos la importancia del trabajo con el autor del material original, y otro del trabajo en solitario del guionista.

Respetar e involucrar al autor

Pensemos en un ejemplo mucho más sonado y clásico, el de ‘El Padrino’ (1972). Paramount Pictures temía enormemente el hacer una adaptación fidedigna de la novela, dado que el libro había sido un fenómeno superventas. De hecho, planteaban adaptar la novela en los 70, y no destinar un enorme presupuesto en la misma.

Puzo (izda.) y Ford Coppola (drcha.) en el set de ‘El Padrino’, en 1971.

Sin embargo, Albert S. Ruddy, el productor, decidió apostar por el neófito Francis Ford Coppola, que trabajó codo con codo con Mario Puzo. Ambos trabajaban por separado, y se compartían los borradores, para después proceder a su análisis y pertinentes modificaciones.

Fue una situación de respeto mutuo entre escritor y guionista-director del proyecto. De ahí no sorprende, que surgiera una de las estructuras de guión más sólidas de la historia del cine. Y que, si uno lee la novela, observa qué se obvió de la misma, centrando el foco en lo que estaba en juego.

Ford Coppola (izda.), Brando (cntro.) y Pacino (drcha.) durante uno de los descansos del rodaje.

Esto es, uno de los elementos clave de la adaptación del libro al guión: saber localizar el conflicto, focalizarse en él y obviar lo menos relevante.

Otros ejemplos de adaptación del autor

`Glengarry Glen Ross’, de James Foley (1992): adaptación del libreto teatral de David Mamet, en este caso, se decidió que Mamet adaptará su propia obra a formato de guión. No le fue excesivamente complicado, dado que Mamet también es guionista. El resultado es una gran adaptación que apuesta por lo teatral sin olvidar el sentido cinematográfico.

El personaje de Blake (Alec Baldwin) no estaba en el libreo teatral, Mamet lo creó en la adaptación para que el espectador tuviera más claro qué estaba en juego y hacerlo más partícipe.

‘Johnny cogió su fusil’, de Dalton Trumbo (1971): un insólito caso en el que autor de una novela, lleva a cabo la adaptación ya no solo a nivel de guión, sino también de dirección. El resultado, el alegato más desgarrador a favor de la eutanasia de la historia del cine, a caballo entre lo experimental y lo neoclásico.

La película es además una profunda y dramática crítica antibelicista que puso broche a la carrera de uno de los guionistas más brillantes de la era dorada de Hollywood.

En solitario y con la novela al lado

No estamos diciendo que no sea mejor un caso u otro, por supuesto que hay grandes adaptaciones cinematográficas de novelas. Por mucho que el público se empeñe en decir que no, que el libro siempre es mejor.

El problema del espectador es que no entienden tampoco, que una película no puede reflejar al 100% el mundo de la novela tal y como se lo imaginan. Sencillamente, porque cada individuo se lo imaginará en su mente de una forma determinada. Por ello, el proceso de lectura de un libro es prácticamente pura abstracción que ver un film.

‘Los santos inocentes’, de Delibes, se respetó prácticamente en su integridad a la hora de realizar su adaptación.

Expondré un ejemplo de adaptación cinematográfica que se sustenta en una de las novelas clave de la literatura española: ‘Los santos inocentes’. La novela de Miguel Delibes fue adaptada por el director, Mario Camus, Antonio Larreta y Manuel Matjil; una tarea nada fácil.

Los tres debieron seleccionar dramáticamente cuáles eran los pasajes más dramáticos y que mejor exponían el conflicto. Así mismo, introdujeron un sentido de prólogo y de epílogo visual que en la novela no se encuentra. Pero con respecto al resto de la estructura: no tocaron absolutamente nada.

La familia de Paco (Alfredo Landa) y de Régula (Terele Pávez) al completo, en una imagen para enmarcar de nuestro cine.

Los diálogos se mantuvieron prácticamente igual como los había escrito Delibes. De ahí que la familia de Paco y Régula, suene tan auténticamente campesina y extremeña. Y es que, en ocasiones, lo mejor es apenas tocar el libro.

Otros ejemplos de adaptación en solitario

‘Shutter Island’, de Martin Scorsese (2010): Laeta Kalogridis, adapta excelentemente la novela negra de Dennis Lehane; si uno tiene oportunidad de leerla, comprobará que la estructura del guión con respecto al libro son prácticamente la misma. Con la salvedad de algún descarte selectivo, los diálogos también prácticamente se conservaron en su enteridad.

Chuck Aule (Ruffalo, izda.) y Teddy Daniels (DiCaprio, drcha.) son trasladados estupendamente de las hojas de Lehane a la gran pantalla.

‘Adaptation (El ladrón de orquídeas)’, de Charlie Kaufman (2002): es toda una oda al proceso de adaptación cinematográfica de una novela; y al mismo tiempo una antiadaptación.

El film muestra el proceso por el que Kaufman pasó de intentar adaptar la novela ‘El ladrón de orquídeas’, de Susan Orlean, a realizar un ejercicio meta-narrativo con su experiencia de bloqueo personal, dando pie a una historia original y única.

Kaufman llegó a inventarse un hermano gemelo ficticio, Donald, al que incluyó en los títulos de crédito del film.

Aquí os dejamos un libro de referencia sobre la adaptación cinematográfica: El arte de la adaptación de Linda Seger

04/06/2020

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